Ella toca el piano, con dos y con una sola mano.

Se iluminó el salón, al recibir su entrada, no podía con la razón, de ver aquella mirada. Se iluminó mi corazón, al sentir aquella voz, cantando esta canción, tan tuya, tan yo. Se iluminó mi alma, al definir aquel color, de aquella bonita falda, me morí por tu pelo su olor. Se iluminó mi calma, al imaginar tan cerca, mi dedo por tu espalda, tu belleza me dispara y acierta.

Demasiadas coincidencias.

Sonaba tanto la música que tus gritos se intimidaron que paró y si no mastica cambia por su corazón. Latía tanto tu alma... que tus lamentos fueron vapor extraño vaho con forma de calma hace tanto frío que tienes calor... Donde nunca sale explicación... donde nunca estás cuando voy... donde siempre está tu razón... (cómo no) estar sin ti, no es estar... es estoy... es el significado de la palabra amar... es estar un poco chiflado... Demasiadas coincidencias, verdad? pocas ocurrencias, para tanta crueldad. Sólo me gustaba verte sonreir.

No podía soñar.

No podía dormir sin estar despierto sin dejar de pensar en ti. Desconcierto. No podía despertar sin estar dormido sin dejar de soñar en besar. Incomprendido. No podía estar sin estar estado sin dejar de ser para pasar. Desapercibido. No podía escribir sin estar muy rayado sin dejar de para morir. A tu lado.

Un día sin condición.

Se alargaba la madrugada hasta las cuatro, era tan loada la tela de tu vestido, que las gatas sin marido ni gato, prefieren ver en doble sentido. Se adoraba la mañana hasta las once, era tan grabada mi pupila, tu descuido, que las moscas sin alas ni conde, prefieren ver debajo de tu tejido. Se adoraba la tarde hasta las ocho, era tan testada mi cabeza, otra cerveza, que mi bolsillo entro en derrocho, prefieres ver mi labia en tu cereza... Se enfriaba la noche hasta las una, era tan delicada tu piel, mi meta, que ésta estaba mejor que ninguna, prefieres ver debajo de mi bragueta.